La mayor parte de las veces, los días empiezan con el desayuno a las 8 de la mañana al que siguen las prácticas de higiene personal directamente en la cama. Para el desayuno, el hospital ofrece cereales y pan tostado frío aunque yo prefiero comer muesli, yogur y banana. Los martes y sábados hay una opción adicional: una ducha a las 6 de la mañana (sobre un carrito) ayudados por el personal de enfermería, formado tanto por hombres de Glasgow, enormes y pilosos, que no desfigurarían como operarios en los astilleros, y chicas jóvenes y atractivas. En mi estado comatoso de las 6 de la mañana, cometí el error de aceptar esta oferta. En este horario, todavía falta más de una hora para el cambio de turno (la mayoría de las enfermeras aquí hace turnos de 12 horas y media). Así que, el próximo y frío martes por la mañana, al amanecer, piensen en mí, desnudo, apoyado sobre un carrito del hospital. Por supuesto, una lesión en la columna vertebral de alto nivel hace que no pueda sentir mucho.
Cuatro veces por día, sólo para los pacientes ventilados, se utiliza una máquina especial que actúa como asistente mecánico para la tos que, mediante un tubo de aspiración, infla y aspira las secreciones de los pulmones. El tiempo de intervención puede variar desde un ejercicio breve que dura unos minutos hasta una expedición más «productiva» que recupera mucho moco de mi pecho con la determinación que demuestra el Capitán Ahab durante la actividad de caza de la ballena Moby Dick. La mayor parte de la mañana está dedicada a la evacuación intestinal, a la higiene personal, a vestirse, a hacer ejercicios de estiramiento, a encontrar la ropa desapareada y a participar en las sesiones de fisioterapia.
Los médicos pasan a visitarnos dos veces por semana, ondeando por los pabellones con un gran grupo de médicos principiantes en torno (más adelante contaré algo más sobre este tema). La fisioterapia puede hacerse acostándose sobre una mesa inclinable especialmente diseñada para aumentar gradualmente el ángulo de inclinación. Esto es positivo para el cuerpo (especialmente para el intestino) y ayuda a enderezar mi columna vertebral doblada. He estado acostado durante los últimos cinco meses, así que cualquier cosa más allá de los 45° puede dejarme inconsciente en pocos minutos. La comida de hospital merece la escritura de una entrada separada en el blog, así que por ahora no me explayaré sobre este tema que no despierta mi entusiasmo. Por lo general, una parte de la jornada se dedica a las visitas y a pasear por el Jardín de Horacio. Este es un proyecto extraordinario cuyo objetivo es construir jardines alrededor de las unidades de lesiones espinales en el Reino Unido. Una vez más, vale la pena escribir una entrada dedicada exclusivamente a este argumento.
Algunas horas del días las pierdo debido a los efectos de los medicamentos. Para controlar los espasmos que se manifiestan tomo un cóctel de fármacos cuyos principales efectos colaterales son los momentos de somnolencia y sueño alterado. En el peor de los casos, estoy consciente, pero también sueño cosas extrañas que se conjugan con mi experiencia en el mundo real. Es posible que me quede dormido en el medio de una oración. Estoy tratando de encontrar la «dosis ideal» que me permita ser plenamente consciente durante la mayor parte del día, pero parece que esto todavía significa sufrir de los espasmos que estoy seguro crearán mucha hilaridad entre mis amigos. Cenamos temprano, a las 5 de la tarde. Normalmente me acuesto después de cenar. (Las nuevas habilidades para 2019 incluyen comer de espaldas y usar mi ordenador con un ángulo de 90°). Las tardes durante bastante y se pueden ocupar con las visitas, la escritura en el ordenador, una siesta o mirando un video en streaming. La terapia torácica y los últimos medicamentos del día llegan alrededor de las 10 o 11 de la noche.
Durante la noche, cada 6 horas me cambian de posición en la cama para proteger mi piel, y cada cuatro horas las enfermeras miden la temperatura y la presión arterial. De vez en cuando, me desperté con lo que creía era un niño –en realidad, era un joven médico practicante– que me sacaba sangre, cuando la presión arterial o la temperatura presentaban valores anómalos. Cuando no puedo dormir, Alexa me hace compañía con la radio o con un audiolibro. Tengo fama de hablar tonterías por la noche, y sospecho que es un efecto secundario de los medicamentos.
Podrían no creerlo, pero mi situación es más bien cómica e intentaré contarla en futuro.
Eating flat on your back?… that is some skill…
what about your re-discovered love of Chinese & Indian takeaways dad!