The year I wasn’t going to fall off my bike / El año en que no me iba a caer de la bicicleta

Somehow this appears to have fallen off the blog, so I’m republishing it.  Apologies if you’ve read it before.  Originally posted around 19 Sept 2019.

Since 2012 I’ve cycled more than 20,000 km around the UK and Europe on roads and bike trails. I’ve struggled up brutal Alpine climbs and, on occasion, plugged in my headphones for tedious flat rides along the side of European rivers. I’ve managed to do this without incurring any significant injury riding my touring bike, a collection of road bikes and an old bike for negotiating Edinburgh’s cobbled streets and tram tracks. I was a pretty careful cyclist. Europe really is a wonderful place to ride a bike offering safe bike trails, generally good weather and food that satisfies a tired cyclist. You can see links to some of the films I have made over the past six years which provide some evidence regarding the views and cuisine.

Perhaps surprisingly then, my 2019 New Year resolution was not to fall off my bike for a whole year. That’s quite an irony isn’t it? Last year (2018) I’d fallen off a bike twice. Once was on a greasy downhill right hand hairpin bend in Tenerife resulting in some cuts and bruises. The second was on the Chris Hoy indoor bike track here in Glasgow when I slid off one of the steep banks of the velodrome whilst getting a taste of track cycling. I’ve not been back. The combined impact of these two falls was to trigger off some nasty pain in my right knee. This was a problem because I had persuaded five friends (over winter beers) to join me on a ride from Amsterdam to Majorca. I called on Ross, a physiotherapist based in Dalry Road Edinburgh, who seemed to take delight in administering painful treatment to my knee, which was nevertheless effective. When I say effective, I should also tell you that recovery demanded around a hundred hours of stretching and pedalling on an exercise bike. This was all in preparation for a ride from Amsterdam to Majorca (which I did complete with friends and family – without any serious mishaps).

So, it is spring 2019, and I have cycled around a thousand kilometres around Edinburgh and East Lothian. I’m heading out to Majorca at the end of April. As it happens, one of Europe’s largest cycling events will take place on April 27. The Majorca 312 offers three different courses – a bonkers 312 km requiring an average speed of 22km/hr. For the sane among you, there is a course of 225 km. Finally, for those looking for a less challenging day out, you can choose to cycle a 167 km – around 100 miles. To my wife’s surprise I opted for the shortest course, with the objective of a gentle day on the bike. To be honest, these closed road cycle events, cyclists now seem to create a greater hazard than the absent motor traffic. Ironically, I told my wife this was the last of these events I intended to participate in. So, at 6:30 AM I lined up with 8000, other cyclists on a cool, but promising morning in Platja de Muro. After 30 minutes, dodging minor accidents, I dropped a warm jacket with my wife at Pollenca and kissed her goodbye. I remember nothing of that day after that.

#Mallorca312 #SpinalInjury #Cycling

El año en que no me iba a caer de la bicicleta

Desde 2012 he recorrido en bicicleta más de 20.000 km, atravesando las carreteras y ciclovías del Reino Unido y Europa. He afrontado escaladas alpinas brutales y, en algunas ocasiones, tuve que enchufar los auriculares para soportar el aburrimiento mientras recorría tediosos paisajes de llanura a lo largo de las orillas de los ríos europeos. He logrado hacerlo sin sufrir ningún accidente significativo usando mi bicicleta de paseo, una colección de bicicletas de carretera y una vieja bicicleta comprada en Edimburgo, ideal para usar en las calles empedradas y con las vías de tranvías que abundan en esta ciudad. Yo era un ciclista muy atento. Europa es realmente un lugar maravilloso para andar en bicicleta, ofrece carriles seguros para bicicletas, un clima agradable en general y buena comida para satisfacer las necesidades de un ciclista cansado. En los enlaces podéis algunos vídeos que he realizado en los últimos seis años y que dan una idea de los panoramas y también de la cocina.

Tal vez sorprendentemente, mi objetivo para el Nuevo Año 2019 era el de no caerme de la bicicleta durante todo un año. Es una gran ironía, ¿no es cierto? El año pasado (2018) me había caído de la bicicleta dos veces. Una vez fue en una grasienta cuesta abajo que viraba hacia la derecha en la horquilla de Tenerife; de esta caída me quedaron algunos cortes y moretones. La segunda caída fue en la pista cubierta de Chris Hoy, aquí en Glasgow, cuando me resbalé por una de las empinadas pistas del velódromo mientras estaba dando algunas vueltas para probar la emoción del ciclismo en pista. Nunca más volví al velódromo. El impacto combinado de estas dos caídas me provocó un dolor bastante desagradable en mi rodilla derecha. Esto era un problema porque había persuadido a cinco amigos (durante las cervezas de invierno) para que me acompañaran en un viaje de Ámsterdam a Mallorca. Llamé a Ross, un fisioterapeuta que vive en Dalry Road en Edimburgo, que parecía estar encantado de someterme a un tratamiento en la rodilla, que fue muy doloroso pero eficaz. Cuando digo eficaz, también debo decir que la recuperación exigía alrededor de cien horas de estiramiento y pedaleo en una bicicleta estática. Todo esto fue para prepararme al viaje de Ámsterdam a Mallorca (que puede completar junto con amigos y familiares, sin ningún percance grave).

Y así llegamos a la primavera de 2019, recorriendo en bicicleta unos mil kilómetros en los alrededores de Edimburgo y East Lothian. Llegué a Mallorca a finales de abril. El 27 de abril se celebra en Mallorca uno de los más importantes eventos europeos de ciclismo: la marcha cicloturista Mallorca 312, que ofrece tres recorridos diferentes: uno de locos de 312 km que requiere una velocidad media de 22 km/h. Para los más normales hay un recorrido de 225 km. Por último, aquellos que buscan un día menos desafiante, pueden optar por una distancia de solo 167 km, unas 100 millas. Con sorpresa de mi esposa opté por el recorrido más corto, con el objetivo de pasar un día tranquilo andando en bicicleta. Para ser honesto, en estos eventos de ciclo cerrado, parecería ser que los ciclistas corren mayores peligros, aún en ausencia de tráfico motorizado. Irónicamente, le dije a mi esposa que éste era el último de estos eventos en el que tenía la intención de participar. Así, a las 6:30 me alineé con otros 8.000 ciclistas: en Platja de Muro la mañana era fresca pero muy agradable. Después de 30 minutos, esquivando accidentes menores, se me cayó una chaqueta de abrigo de mi esposa en Pollenca y le di un beso de despedida. Esto es lo único que recuerdo de ese día.

 

 

2 thoughts on “The year I wasn’t going to fall off my bike / El año en que no me iba a caer de la bicicleta”

  1. Plugging in the headphones… and getting used to a steady, repetitive rhythm… as a cyclist myself, I understand… but the satisfaction, once the journey is completed, is fantastic. Great story John. I hope to see you when you’re back in Edinburgh. Keep going; you one of life’s great competitors. ��

  2. John sending you and your family an abundance of love – your courage is inspirational – I notice the title of your blog … how apt and beautifully titled. I look forward to following your story and encourage you to share the good the bad and the ugly as well as the fun. Congratulations on your grandson. Blessings and smiles – Susan.

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